
Quizás muchos esperaban y hablaban de un milagro en la semifinal entre Costa Rica y Brasil, muy lejos no estuvo, a pesar del notable dominio de los cariocas sobre los ticos.
Un potente equipo suramericano nos esperaba en el penúltimo partido de los juveniles en Egipto, una selección que venía de derrotar agónicamente al seleccionado alemán que se perfilaba como uno de los favoritos para el título.
A pesar de esto, los ticos se la creyeron y llegaron al encuentro con el ánimo de bajar del trono a los reyes del deporte más popular del planeta.
El estadio internacional del Cairo, presenció durante poco más de 90 minutos, uno de los encuentros de más entrega del mundial sub20 que se desarrolla en el país de los faraones y esfinges.
La “minisele” –como se le llamó en el mundo- despertó de un dulce sueño, empezó como una pesadilla en la que se encontró a un gran monstruo “amarelo” de 5 cabezas, luego de ser humillado por el fenómeno, logró levantarse en una batalla contra unos dóciles canguros que cayeron con 3 golpes, para terminar la primera parte del sueño dos letales golpes propinados por unos soldados “praganos” en los últimos minutos de la batalla, nos liquidaron, los del ejército europeo se valieron de su fortaleza física y de los típicos errores defensivos de los ticos que hasta en sueños aparecen.
En un inicio parecía más una pesadilla que un sueño, sin embargo, el ejército nacional tuvo que enfrentar a unos poderosos faraones, amparados por atemorizantes esfinges, los cuales al final tuvieron que agachar la cabeza y meter el rabo entre sus patas ante el noble batallón costarricense, que sólo pensaba en hacer historia.
El sueño parecía endulzarse, con un poco de esfuerzo, aquellos famosos talibanés con turbante, dueños de grandes reservas petroleras prometieron vengarse de la caída del imperio egipcio en su propio territorio, sin embargo, sus palabras fueron solo promesas, los nacionales lograron mandar a casa a la selección de los Emiratos Árabes Unidos, quienes se marcharon incrédulos con lo que había ocurrido.
Las cosas mejoraron en el sueño, pero lo peor vendría de vuelta, en la arena nos esperaba nuevamente aquel monstruo “amarelo”, el cual llego con 5 cabezas pero terminó con una sola y no por que los ticos lo degollaran, si no, por que el monstruo ya no era tan temible como al inicio del sueño, el ejército tico lo enfrentó sin temor, pero, un solo manotazo costo la caída de los costarricenses, para acabar con la ilusión de todo un país que soñó junto Ronald Gónzález y sus dirigidos.
Brasil nos hizo despertar y caer en la realidad, a pesar de enfrentarlos como los grandes, sin temores ni complejos, sin afición pero con pasión, los brasileños hicieron valer su casta de campeones para imponerse a la novatez costarricense en estas etapas de los torneos mundiales de fútbol.
El sueño se acabó ahora nos damos cuenta de que el próximo viernes 16 de octubre, una sorpresiva Hungría espera ansiosa la disputa por el tercer lugar del mundial.
Al menos nos queda la consolación de que se hizo un buen trabajo y que estamos dentro de la élite mundial del fútbol, bueno en la categoría sub 20…
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